
Palacio
Garnier
Arquitectura
e
Historia
El Palacio Garnier en Paris, atesora una arquitectura e historía caracterizada por el esplendor de un país que emergió artísticamente mostrando una célebre suntuosidad.
En cuanto a su arquitectura cabe destacar que ha servido de inspiración a diversas construcciones con similares características:
o Teatro Municipal de Rio de Janeiro.
o Hotel Venecia de Las Vegas. (El Venetian Resort Hotel Casino).
o Aula Magna o Anfiteatro del Colegio Nacional de Buenos Aires.
En cualquier caso, ha resultado imposible emular a la perfección su acrisolado estilo neo barroco napoleónico que con tanto acierto fue concebido por el arquitecto Charles Garnier en el año 1875.
Apelando a la equidad, redactaré un breve repaso de la arquitectura que acontece al Palacio Garnier:

Arquitectura del Exterior del Palacio Garnier:
Fachada Principal:
Si partimos de que la ubicación del Palacio Garnier no es la más adecuada, (Place de l’Ópera de Paris).
Y como consecuencia de ello, muestra una pésima orientación, además de un incesante tráfico que no facilita el acceso de todo aquel diletante que se precie visitar.
Aún así, muy a pesar de todos estos impedimentos, se puede visualizar la enriquecedora estructura arquitectónica neo barroca que posee.
Destacando la variedad de materiales, (un total de diecisiete), entre ellos el mármol, piedra, pórfido y bronce dorado.
Pero sin duda alguna uno de los elementos que más impacto visual ofrece es la galana policromía.
Para resaltar esta ostentosa presencia no ha precisado de una entrada principal, lo que dificultaba el planteamiento del trazado.
Sin embargo respeta a la perfección el equilibrio creado por Garnier.
No obstante, en su exterior resalta la fusión de una doble columnata, situada sobre un graderío que da paso al vestíbulo.
Evidentemente esta galería exterior está constituida por arcos de columnas techadas, abiertas en ambos lados (Logia).
La disposición de la logia se ve realzada por las homólogas columnas en los pabellones, e independientes, en la parte central.
Estas columnas presentan oráculos donde se encuentran aposentadas las figuras de los célebres compositores:
o Gioachino Antonio Rossini.
o Daniel-François-Esprit Auber.
o Wolfgang Amadeus Mozart (Ubicado en la parte central).
o Gaspare Luigi Pacifico Spontini.
o Giacomo Meyerbeer.
o Jacques-François-Fromental-Élie Halévy.
Este aporte arquitectónico, deja entrever las preferencias arquitectónicas que Garnier dejo patentes.
En la parte superior se encuentra un recio ático de guirnaldas y medallones.
Además figuran las iniciales del emperador y de su esposa (N-Napoleón III) y (E-Eugenia de Montijo).
Como remate final se encuentra una greca dorada que alberga las máscaras de la tragedia y comedia que ensalza aún más su fascinante estructura.
Fachada Oeste del Palacio Garnier:
Se percibe su presencia a través de las calles Auber y Scribe, y desde la Place Charles-Garnier.
Alberga una serie de columnas (mármol verde) y una doble rampa que han sido motivo de crítica arquitectónica, ya que Garnier ofreció un diseño cortesano y muy básico.
De este modo, se puso de manifiesto las necesidades de acceso del Emperador Napoleón III.
A su vez, se la puede considerar una fachada inacabada, ya que en la actualidad todavía precisa de eliminar el exceso de piedra (Epannelage).
Mediante esta fachada, Napoleón III y su corte, accedían directamente al edificio, de esta manera evitaban cualquier tipo de atentado.
Posee una división, destacando en ella el Pabellón del Emperador presentando seis bustos que pertenecen a compositores y que fueron esculpidos por Séraphin Denéchaux.
Asimismo, la zona noroeste, también posee otros sendos bustos de músicos, en esta ocasión trazados por el artista Adolphe Itasse.
Fachada Este del Palacio Garnier:
Su posición acoge las calles Halévy y Gluck, también se percibe desde la Place Jacques Rouché.
Igual que en la anterior fachada se presentan columnas de mármol verde, marcando una discreta divergencia las figuras femeninas enclavadas en antorchas de bronce.
Resalta en su trazado un Pabellón abierto denominado de subscriptores con siete arcadas semicirculares, que da paso a una rotonda formada por una cúpula.
En esta ocasión se proyectó esta fachada para permitir el paso de los autos de dichos subscriptores que tenían el privilegio de acudir habitualmente a la Ópera de París.
Como primera instancia Garnier acordó realizar un restaurante en la parte superior de la cúpula.
Pero el presupuesto inicial no le permito llevarlo a cabo y finalmente quedo reducido a un buffet.
Una vez más, se muestran las meritorias representaciones artísticas de los bustos en honor a los músicos, (doce en total).
De las cuales seis de ellas fueron inspiración de Joseph-Adolphe-Alexandre Walter y las restantes fueron meritorias de Léon Bruyer.

El Interior del Palacio Garnier
Adentrarse en el interior del Palacio Garnier es retroceder en el tiempo, revivir la historia y proyectar visualmente el intelecto que Charles Garnier dejo patente en una época dorada del Imperio francés.
Para poder impregnarnos de la exquisitez y pulcritud de los detalles que forman parte del Palacio Garnier tenemos que acceder a través del Pabellón del Emperador (fachada oeste).
Ici, nos recibe con su solemne presencia el Busto de Garnier que nos guiara en esta visita, para así poder dar paso a La Rotonda de los subscriptores (fachada este).
Como anteriormente he detallado, esta rotonda, estaba dedicada a la élite francesa que acudía puntualmente a la Opera.
En una primera impresión destacan las grandiosas columnas de espejos, los suntuosos mosaicos y los variados jarrones diseñados por el propio Garnier.
Pero si alzamos la mirada podemos percatarnos del verdadero potosí que cubre esta rotonda: una bóveda circular en la que Garnier dejo inscrito su nombre.
Acompañando la inscripción, se encuentran unos singulares signos del zodiaco.
Según avanzamos nos podemos adentrar en La gran Escalera.
Con sus treinta metros de altura, su mármol blanco que resalta de la tonalidad que compone la balaustrada (verde y rojo) y los dos niveles de escaleras disonantes nos incita a recrearnos a un entorno digno de apología.
En el cual, se cuidan al máximo los detalles.
De esta forma, se evidencian con más exactitud los pedestales decorados por antorchas femeninas (autoría de Albert-Ernest Carrier-Belleuse).
Por consiguiente, la pintura del techo es una gloriosa representación del Triunfo de Apolo, Olimpia y Orfeo.
En este breve repaso no se puede omitir la innegable presencia de La Sala del Teatro.
Un claro exponente del Palacio Garnier.
También destaca el donaire de originalidad que aporto Garnier a esta sala, basándose en la conformación a modo de herradura de su estructura.
De este modo, se realzó con mayor ímpetu el efecto visual de las obras que exhibían, y a la par, se mejoró la percepción acústica del entorno.
Por otra parte las pinturas que figuran en el techo son un símbolo del Triunfo de la Belleza creadas por Jules Eugène Lenepveu y cubiertas en el año 1960 por Marc Chagall.
Con toda certeza el interior del Palacio Garnier está diseñado para captar la atención del visitante.
Sus heterogéneas muestras de Arte son una alegoría de una época marcada por el lujo y la ampulosidad.
Después de este conciso aporte arquitectónico, no podemos obviar la HISTORIA que acaeció al Palacio Garnier:

Para partir de la historia del Palacio Garnier nos tenemos que trasladar al reinado de Luis XIV (El rey Sol), el cual concedió el beneplácito del trazado de la Academia de Música al compositor Jean-Baptiste Lully.
En esta Academia se fusionaron el arte dramático, la opera, la danza, y la música.
De este modo se estableció lazos de unión entre estos variados artes que habían evolucionado sin ningún tipo de conexión.
A lo largo del tiempo el Palacio Garnier o Academia de la Música poseyó varios edificios, (un total de trece).
De los cuales, a todos ellos, les acompaño la adversidad de estar involucrados en incendios.
Sin embargo con la ¨aparición en escena¨ del republicano Carlos Luis Napoleón Bonaparte III reconocido promotor del Arte y fiel adepto de la Historia, surge un nuevo proyecto arquitectónico que finalmente alcanzará un reconocimiento mundial.
Primeramente, Bonaparte III, anuncio al Barón Georges-Eugene Haussmann (encargado de la transformación y modernización de Francia) la intención de demoler y sanear los doce mil metros cuadrados de terreno pantanoso que poseía.
De esta forma se pudo cimentar este ambicioso propósito.
Así mismo, durante el transcurso del invierno (diciembre) de 1860, Napoleón III, proclamo un concurso de arquitectos para elegir al que a su parecer sería el idóneo para encumbrar al Palacio Garnier.
Presentados un total de ciento setenta arquitectos de reconocido prestigio, fue el electo y desconocido Charles Garnier el encargado de llevar a cabo esta venerable construcción.
En los quince años que transcurrieron hasta su inauguración (1860-1875) acontecieron todo tipo de incidentes.
Algunos propios de la cimentación, como las diversas inundaciones provocadas por los hallazgos de cuevas subterráneas.
Otros, fueron derivados por las elecciones de 1869.
Que como infortunio trajeron como consecuencia el alzamiento del pueblo francés, mostrando el descontento que tenían hacia la gestión económica que procesaba Napoleón III
Este hecho, y la consabida guerra que se desencadenó con Prusia (1870-1871) paralizo el desarrollo del Palacio Garnier.
Muy a pesar de los acontecimientos anteriormente mencionados y de los incendios que ocurrieron en el transcurso de su construcción Charles Garnier no desistió en su empeño y continuo con los escasos medios que poseía.
De este modo el 5 de enero de 1875 El Palacio Garnier-Ópera Nacional de París (https://www.operadeparis.fr/visites/palais-garnier) abrió sus puertas al mundo del Arte.
De tal forma mostró sus mejores galas con la ópera de La Juive, de Halévy, y extractos de la ópera Les Huguenots, de Meyerbeer.
No es extraño que El Palacio Garnier se considere una de las edificaciones artísticas más representativas de Francia.
La arquitectura y la historia del Palacio Garnier han estado y estarán en el punto de mira de todo aquel diletante que se precie.
